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Museo de Amigos del Bucardo

En el año 2000, se extinguió el bucardo. El último ejemplar fue una hembra, de 13 años. Se llamaba Celia.

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El cadáver lo encontraron técnicos de la Guardería Forestal del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el 6 de enero de 2000, bajo un árbol caído.

Vivía en el Pirineo. Era un animal único que solo vivía allí. El último ejemplar murió, cuando ya estaba protegido. Un accidente que nadie esperaba acabó con esa especie tan singular de los Pirineos. Un árbol le cayó encima.

La historia del bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica) es una historia muy simple. Durante siglos la cabra era abundante. Brincaba y pastaba por el Pirineo. En la extinción del bucardo han participado diversos factores, la caza ilegal, las molestias causadas por la masificación turística, la competencia con el sarrio, la endogamia, las enfermedades, y especialmente la combinación de todas ellas.

En 1990 se cifró su población en diez ejemplares. Tres años más tarde solo había tres hembras. En el 96 se capturaron para llevarlas a un lugar seguro y para intentar que se reprodujeran cruzándolas con otro tipo de cabras. No sirvió para nada. Era ya demasiado tarde.

Años más tarde, en 2003, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), intentó resucitar a la cabra mediante clonación a partir de células recogidas de la oreja de uno de los últimos ejemplares. Lo consiguió pero por unos minutos, el ejemplar que nació murió enseguida por un defecto en los pulmones.

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