Color de Otoño
A la forma se añade el color, mineral o vegetal, entre el que la fauna se camufla. Todo ello enamoró al pirineísta y fotógrafo francés Lucien Briet, a caballo de los siglos XIX y XX, quien sólo pudo documentar la belleza del paisaje en blanco y negro.
El color gris
Domina las cumbres antes de las primeras nieves. Son diferentes tipos de calizas (paleocenas y dolomíticas) y bandas de rocas más blandas (margas de Millares y calizas arcillosas), a las que se aferran manchas de hielo y glaciares. Conforme la mirada desciende, y si las brumas lo permiten, surgen los tonos pardo-rojizos de las areniscas calcáreas que flanquean el valle de Ordesa, cañón de Añisclo y Pineta o Balle Berde.
El color verde
Tapiza fondos de valle, laderas boscosas y llanos de montaña hasta que la altura lo permite. Es el color de la primavera y el verano, avivado por multitud de flores estacionales. Pero nada semejante al espectáculo otoñal de hayedos y bosques mixtos, sobre todo en noviembre, cuando el despliegue de color rinde al visitante.
El color blanco
Es para el invierno, si bien el quejigar todavía aporta ese toque cobrizo de unas hojas secas que permanecen en el árbol hasta la siguiente primavera.